APRENDER OBSERVANDO
- rociosanmartinchap
- 19 sept 2017
- 3 Min. de lectura

Santi es un niño con TDAH, al que todos los días los padres le dicen que no debe enfadarse por perder una partida a la consola, que no tiene mayor importancia, y que no puede dar portazos. Los días que tiene más deberes le explican que esa tarde no va a poder jugar tanto tiempo. Y cuando tiene que ir a visitar a la abuela y no puede quedar con su mejor amigo, razonan con él haciéndole ver que no siempre podrá hacer lo que quiere, que ellos también tienen que hacer muchas cosas que no le gustan. Podríamos decir que los padres de Santi son coherentes y razonables en todo lo que le dicen.
Por otra parte, Ramón, el padre, llega a casa y durante media hora protesta porque su jefe le mandó un trabajo que no le gusta. A la noche hay fútbol, el Madrid pierde, y se enfada y dice que el partido fue un robo, y después se va dando un portazo. A la vez, María, su madre, repite que está deseando que lleguen sus vacaciones para tomarse un respiro. Así, si comparamos lo que los padres de Santi dicen y, por otra parte, lo que hacen, resulta bastante contradictorio.
¿Qué creéis que hará Santi?: a) lo que sus padres le dicen; o b) lo que ve que sus padres hacen. Sin duda, casi siempre, Santi hará la opción b. Y es que los principales modelos de conducta a seguir por parte de los niños son sus padres. Si por una parte, tiene un mensaje de “no des un portazo”, y por otra parte observa que el padre da un portazo, el mensaje queda totalmente desvalorado, ya que quien lo dice no predica con el ejemplo, y finalmente, consciente o inconscientemente, terminará imitándolo.
Las razones por las que Ramón y María se enfadan y se quejan, son situaciones totalmente cotidianas, que nos pueden surgir a cualquiera de nosotros y ante las cuales podemos tener una reacción bastante parecida a la de ellos. No obstante, cuando tenemos a nuestro hijo delante debemos saber que somos sus principales referentes y que lo que nosotros hagamos es bastante probable que él lo imite. Por ello, debemos tratar de ofrecer la mejor versión de nosotros mismos ante ellos, no se trata de fingir, pero cualquiera de las reacciones normales de Ramón y de María son reacciones que se pueden evitar en presencia del menor, y que ayudarán más en su educación que cualquier explicación que le demos.

Lo que aquí os exponemos es la técnica de modelado, y consiste en aprender imitando lo que observamos. Este tipo de aprendizaje es uno de los más exitosos en la educación de los niños. Para ello, hace falta un modelo, una persona de referencia, ya que las personas imitamos aquello que nos gusta o nos hace sentir bien, por lo que si una persona es de nuestro agrado es mucho más probable que imitemos alguna de sus conductas. Así, en el caso de los niños, sus modelos siempre son sus padres (y más cuanto más pequeños son). Así pues, como recomendación, si quieres que tu hijo haga o actúe de determinada manera, piensa más en lo que haces que en lo que le vas a decir, te será más sencillo y tendrás más éxito.
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