MITOS SOBRE EL TDAH
- rociosanmartinchap
- 5 oct 2017
- 2 Min. de lectura

Cuando unos padres escuchan por primera vez que su hijo tiene TDAH les asaltan muchas dudas. La mayoría de ellos nunca ha escuchado este término y tienen necesidad de conocimiento.
Ante esto muchos buscan en internet. Quieren saber a qué se enfrentan, qué posibles soluciones existen o qué deben y no deben hacer. Que los padres se formen y conozcan acerca del TDAH contribuye a un buen pronóstico del trastorno. Sin embargo, no todo lo que aparece en internet está documentado, no tiene por qué estar escrito por profesionales, ni tener validez científica alguna. Así, en ocasiones, internet puede llevar a aumentar las dudas de los padres y a dar por sentadas falsas creencias. Algunos de estos mitos sobre el TDAH son los siguientes:
-Es culpa de los padres: FALSO. Se trata un trastorno del neurodesarrollo con una importantísima carga genética. La educación aportada por los padres puede agravar/disminuir el impacto negativo de los síntomas, pero no crea el trastorno en sí.

-Es una enfermedad nueva: FALSO. Aunque con otros nombres, el TDAH es un trastorno del que ya se hablaba a comienzos del siglo XIX, por profesionales como Alexander Crichton, George Still o Hoffman. No obstante, es a partir de la pasada década de los 80 cuando se empieza a conocer por el nombre de Trastorno por Déficit de Atención. El aumento del conocimiento sobre el trastorno y la aparición de nuevos instrumentos para su diagnóstico implican que, hoy en día, sea más probable detectar el TDAH y se diagnostiquen casos que hace años no serían posibles.
-Sólo afecta a la niñez, después se cura: FALSO. No se puede curar, pero se puede reducir el impacto negativo de sus síntomas. Esto es lo que suele ocurrir en la adultez, donde la persona suele desarrollar estrategias cognitivas con las que hacer frente a sus dificultades, por lo que puede parecer que ya no tiene TDAH.
-La medicación produce adicción: FALSO. Después de meses o años tomando medicación para el TDAH puede dejarse sin que ello conlleve malestar por abandonarla. Asimismo, se ha comprobado que entre adultos impulsivos la probabilidad de ser consumidor de drogas es menor si de niño tomó medicación para el TDAH.
-El mejor método para educarle es el castigo y ser duro con él: FALSO. El problema no es que sea malo y desobediente, sino que presenta déficits en sus funciones ejecutivas, lo que implica que no sea capaz de inhibir sus impulsos o anticipar las consecuencias de sus actos. Así, el castigo puede resultar útil en determinadas ocasiones, pero no debe constituir nuestro principal método de educación, ya que probablemente no de los resultados deseados y sólo contribuirá a crear un clima familiar negativo.
-El niño que lo padece es menos inteligente: FALSO. Los datos lo demuestran, tener TDAH no implica ser menos listo. En la inteligencia se ven implicados numerosos factores, y aunque los déficits procedentes del TDAH suelen tener un impacto negativo en los resultados académicos no implican que otras capacidades cognitivas se vean afectadas.
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