Cuando nunca se sacia
- rociosanmartinchap
- 2 nov 2017
- 2 Min. de lectura

Al igual que hay niños con autismo a los que le cuesta probar nuevos alimentos porque son extremadamente sensibles a la textura, temperatura e incluso al color de los mismos, también hay otros que, por el contrario, comen o beben grandes cantidades de alimentos y líquidos sin parar.
Los niños que comen mucho y constantemente no son capaces de autorregularse. Si este problema se prolonga en el tiempo pueden acabar teniendo sobrepeso, por eso, en estos casos, también se deben llevar a cabo programas de intervención específicos para que dejen de comer con tanta ansiedad.
Tenemos que conseguir dos cosas: evitar que la comida esté a su alcance y que aprenda a comer más despacio.
Evitar que la comida esté a su alcance.
Podemos poner candados en la nevera o en los armarios y servir toda la comida en los platos, en vez de poner bandejas encima de la mesa, por ejemplo, de pan o de patatas, para que puedan picar todos.

Comer más despacio
Podemos utilizar diferentes estrategias dependiendo de cómo sea el niño. Por ejemplo, le podemos decir que cuente hasta diez entre bocado y bocado o que mastique diez veces cada trozo que se mete en la boca.
En otros casos, le podemos pedir que realice dos o tres acciones cada vez que se lleve el tenedor a la boca y le colocamos pictogramas encima de la mesa en los que aparezca la secuencia, por ejemplo: meto la comida en la boca, después me limpio con la servilleta y bebo un poco de agua.
Por último, hay que tener en cuenta que en los primeros momentos puede que tengamos que guiar físicamente al niño para que realice de manera adecuada la secuencia.
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