Paso por paso
- rociosanmartinchap
- 25 oct 2017
- 2 Min. de lectura
Trate de resolver el siguiente problema matemático “Me mandaron comprar chocolate, galletas y vino. El chocolate cuesta 2,30 euros. Las galletas cuestan 2 y el vino. Me dieron una moneda para pagar, ¿cuánto dinero me falta?”. Parece que falta información relevante para resolver el problema, ¿verdad? Si usted se da cuenta de ello probablemente vuelva a leer el problema por si se despistó y le faltó por leer algo. Si no lo vuelve a leer, tratará de resolverlo con esta insuficiente información y no será capaz. Y si esto le ocurre muchas veces puede que usted termine pensando que no vale para las matemáticas.
Este es un ejemplo sencillo de lo que les pasa de manera frecuente a los niños con TDAH: van muy acelerados al leer y se comen información importante, por si fuese poco no suelen repasar y tratan de resolver los ejercicios con la primera información que tienen. Para superar este obstáculo, que en muchas ocasiones les lleva a frustrarse y a pensar que no valen para estudiar, uno de los métodos más eficaces es el entrenamiento en autoinstrucciones escritas.
El método de autoinstrucciones escritas consiste en una serie de pasos ordenados que el niño debe seguir para resolver ejercicios académicos, y que posteriormente se pueden generalizar y aplicar a otros contextos de la vida diaria. Para ello, al principio del entrenamiento siempre que el niño trate de resolver un ejercicio (especialmente de aquella asignatura en la que tenga más dificultades), debe tener al lado las autoinstrucciones escritas, de manera que las pueda ir leyendo cuando tenga dudas de cuál es el siguiente paso. Una vez que este proceso se haya realizado en varias ocasiones, el objetivo es que el niño interiorice estas autoinstrucciones y las vaya aplicando cada vez de manera más automática, sin la necesidad de realizar el esfuerzo de recordarlas.
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